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Una buena ocupación para adultos mayores



Se ha descubierto que la jardinería es una buena actividad para que las personas de la tercera edad se mantengan en un buen estado físico, mejorando mucho su salud, y a su vez les ayuda a tener más agilidad y fuerza, sobretodo en sus manos.



Para poder comprobar esto se reunió a 14 personas, entre hombres y mujeres, entre los 60 y 80 años de edad, sin importar si ellos mismos arreglan su jardín o no, siendo solo importante que tuvieran ganas de hacerlo por el periodo de prueba.



Para esto se les realizó diversos estudios, para saber primero como estaba su masa ósea, la calidad de sueño, su estado físico general, y su fuerza.



Después de la actividad realizada, se llegó a saber que el hecho de ser jardineros como un hobbie, es algo en lo general muy beneficioso para los ancianos, porque no sólo mejora su estado físico sino también el mental, en lo que se refiere a la autoestima.



Y sabiendo que ya a una avanzada edad los ejercicios son peligrosos, es importante saber que esta es una actividad que aparte les puede recrear y que les ayudará a desarrollarse.



Los investigadores, no dejan de seguir profundizando en esto, para poder dar a conocer otros beneficios posibles. Pero, por ahora sabemos que practicar la jardinería es una buena opción para mantenernos activos en la tercera edad.
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Alimentación apropiada para los Adultos Mayores

La salud, en cualquier etapa de la vida, está condicionada en gran parte por los hábitos, el deporte que se practica y, por supuesto, lo que se come día a día. En la tercera edad, cuando los achaques son una constante, la atención que ha de prestarse a los alimentos que se ingieren y a la forma de cocinarlos tiene una importancia fundamental si se quieren prevenir continuas visitas al médico.

Las personas mayores, más propensas a padecer problemas de hipertensión, diabetes o anemia, pueden ver disminuidas sus dolencias con una alimentación sana y equilibrada cuya elaboración, además, llega a ser una entretenida y creativa tarea. Desde ir a la compra hasta hacer la comida diaria o innovar nuevos platos, la cocina supone una actividad que es beneficiosa no sólo para el estómago, sino también para la mente; hacer la lista de la compra, recordar los ingredientes o estar atento a los tiempos de cocción suponen un sano ejercicio mental.


Las personas mayores tienden a eliminar ciertos alimentos del menú diario, como la carne, por su difícil masticación. Es cierto que, con el paso del tiempo, la dentadura y la mandíbula van debilitándose, pero no es razón suficiente para provocar una carencia de ciertos nutrientes indispensables. La dificultad de comer se resuelve fácilmente mediante purés: verduras, carnes y pescados serán los ingredientes estrella de un primer plato.

Las papilas gustativas también cambian, por lo que se perciben sabores diferentes en alimentos que se está habituado a comer. Además, esta sensación se ve incrementada por el habitual consumo de medicamentos que se da en los ancianos. Por ello, es importante que los platos estén bien condimentados, aunque sin pecar en el exceso de sal.

Las bebidas estimulantes como el café o el alcohol, aunque no es imprescindible eliminarlos drásticamente, sí es conveniente reducir su consumo al máximo. No ocurre lo mismo con la leche o zumos que, además, aportarán una cantidad extra de nutrientes al organismo: proteínas y calcio, la primera, y vitaminas, los segundos. Además, tomar lácteos o determinadas infusiones, como la valeriana o la tila, antes de acostarse permite un mejor descanso, ya que poseen propiedades relajantes.


Dieta diaria


Las grasas constituirán un 25% del aporte nutricional total. Dentro de éstas, es importante propiciar más el consumo de las poliinsaturadas frente a las saturadas, ya que es perjudicial abusar de ellas. Las primeras las encontramos en los vegetales y el pescado.

Las proteínas suponen un 20% de la dieta en la tercera edad. Por tanto, para no exceder esta cantidad, siempre es preferible preparar pescados antes que carnes, a la vez que se combinan con verduras y hortalizas. El consumo de lácteos es necesario de forma especial en esta etapa, ya que representan una fuente fundamental de calcio, cuya carencia acelera la osteoporosis; desnatados serán aún más saludables.

Los hidratos de carbono llegan a un 55%, que conviene conseguir en su variante compleja, y que encontraremos en cereales, vegetales, frutas y legumbres. Asimismo, estos alimentos son una fuente importante de fibra.

Las vitaminas son tan importantes a esta edad como lo han sido en todas las etapas del crecimiento, así como los minerales; entre ellos destaca la importancia del calcio, ya que los huesos experimentan un proceso degenerativo que este compuesto ayuda a prevenir, magnesio, indispensable para el buen funcionamiento muscular y zinc, que es necesario para el sistema inmunológico y va desapareciendo con la edad.

Con unos cuidados mínimos, la alimentación en la tercera edad no será un problema para mantener la buena salud, eso sí, cuidando, incluso más que en otras etapas, los excesos.


Fuente: cocinayhogar.com
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¿Qué hacen los adultos mayores dentro de la casa de descanso?

El objetivo primordial es que cada mayor pueda encontrar un sentido a cada uno de los días vividos en el centro y los pueda vivir de manera positiva.

Todas las actividades realizadas en las residencias forman parte de una metodología de trabajo dirigida a crear redes de relación y una mayor satisfacción personal. El tratamiento seguido con los residentes lo podemos dividir en tres partes: la actividad física/rehabilitadora, la psicoestimulación y la intervención social.


La actividad física se lleva a cabo a través de sesiones de gimnasia grupal. Se realizan una serie de ejercicios programados con el objetivo de que el mayor mantenga el mayor tiempo posible las habilidades para realizar las actividades más básicas de la vida diaria, como el poder alimentarse, asearse o caminar con independencia. Se trata de enlentecer la atrofia de músculos, tendones y ligamentos, ejercitar la actividad respiratoria, retrasar la pérdida de masa ósea, regular los ciclos de sueño-vigilia y estimular el apetito, mejorando la nutrición e hidratación.


La psicoestimulación trabaja sobre los procesos motrices, mentales y afectivos de los mayores. Para ello se trabaja la atención, el lenguaje, el razonamiento, la memoria, la destreza manual, la orientación en el espacio y el tiempo, etc. Con la demencia y una elevada edad, progresivamente, las capacidades mentales se van deteriorando, llegando a alterar las capacidades más básicas para el anciano, mantener la capacidad de memoria, de razonamiento, saber quién es, donde está o que día es hoy. Las actividades programadas se adaptan en función de las capacidades que preserve cada individuo.

A nivel social además, se trata de hacer ver al mayor que sus propias destrezas, aunque limitadas, pueden ser útiles no solo para él sino también para los demás, por lo que se intenta instaurar la comunicación y el dialogo cohesionando personas a través de la aceptación y motivando a los residentes más impedidos a los que, también, se les intenta dar un rol de participación. Para ello, se organizan juegos en grupo, salidas al exterior o fiestas y otros acontecimientos especiales, en los que pueden participar tanto los propios residentes como sus familias.





fuente: A. Miguez. Terapeuta Ocupacional.

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En la casa de los abuelos....


Los abuelos son personas fantásticas y mágicas para los niños. Conocen los pormenores de todas las personas de la familia y cuentan historias que los divierten acerca del papá y la mamá cuando eran pequeños.

Gracias a los abuelos, los niños descubren que su mamá lloraba por las noches, escondía galletas en su cuarto o peleaba con sus hermanos cuando no le daban lo que quería. También escuchan embelesados las travesuras de papá y los tíos, y lo mucho que se preocuparon los abuelos cuando papá se rompió el brazo.

Los abuelos consiguen que el niño llegue a sentirse miembro del clan familiar. Los abuelos disponen de todo el tiempo del mundo para pasear con los nietos, no tienen prisa, les explican cómo se llaman las plantas y cómo hay que cuidarlas, el nombre de los animales que encuentran por el camino, y mil cosas más. En el parque, no les importa columpiarlos durante horas o cuidar de los pequeños en el tobogán hasta que se aburren.

Los abuelos son sabios, cuentan historias que sólo ellos conocen y relatan cuentos maravillosos tantas veces como les piden los nietos. Nunca se cansan de jugar con ellos aunque son mayores. El abuelo mira con orgullo al pequeño cuando le muestra una habilidad nueva y los ojos se le llenan de lágrimas si le abraza y le dice "te quiero abuelito".

La abuela prepara con mucho amor esa comida tan exquisita que tanto le gusta a su nieto y lo mira feliz cuando vacía el plato. Le gusta tener la casa llena de fotos de toda la familia, dar besos, abrazar, decir a los nietos lo mucho que los quiere y lo importantes que son para ella. La casa de los abuelos es un lugar estupendo para jugar y, aunque los niños revuelvan todo el cuarto, ellos nunca se enojan.

Los abuelos compran ropa, juguetes, golosinas y casi todo lo que piden sus nietos; por eso, los papás se molestan muchas veces con ellos. Las mamás suelen decirles que dan demasiados caprichos a los nietos y luego son "insoportables" en casa. Los papás se enfadan mucho con los abuelos, les reprochan que a ellos no les permitieran nada cuando eran pequeños, que estén "maleducándolos" y advierten que si siguen dando caprichos a los nietos, no les dejarán estar tanto tiempo con ellos. En estas ocasiones, los abuelos se entristecen, no comprenden que los padres se enfaden porque ellos hacen todo por el inmenso amor que sienten por los nietos y también porque temen que no quieran estar con ellos.

Los abuelos no son los responsables de la educación de los nietos, aunque les transmiten valores que serán su referente en la vida. Educar a los niños les corresponde a los padres, los pequeños lo saben y los abuelos se lo recuerdan cuando les dicen que siempre deben obedecer a papá y a mamá. Los abuelos siempre lamentan no haber dispuesto de más tiempo libre cuando sus hijos eran pequeños.

En aquel tiempo tenían que destinar gran parte de su tiempo a trabajar y a mil quehaceres diarios para procurar que nada les faltara a sus hijos. Les ocurría entonces a ellos lo mismo que les ocurre hoy a todos los padres. También lamentan no haber dispuesto de más formación. Cuando ellos eran padres jóvenes no existía tanta información como hoy y, en muchos casos, no disponían de medios para ofrecer una mejor educación a sus hijos.

Ahora quieren ofrecer "todo" a sus nietos porque de esta manera se sienten útiles y, de algún modo, creen que compensan las posibles carencias. Los abuelos jamás se equivocan con intención porque los mueve la ternura y el amor inmenso hacia sus nietos. Pasarán los años y, cuando los nietos se conviertan en padres, contarán a sus hijos las historias que les contaban sus abuelos cuando eran pequeños. En esos momentos, su corazón se inundará de la sensibilidad, la afectividad y el amor que los abuelos les transmitieron.
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Caídas en el adulto mayor.

Hay ideas instaladas en la sociedad que son falsas y peligrosas. Una de ellas es considerar que es normal que las personas adultas mayores se caigan frecuentemente. Sin embargo, los especialista, alertan sobre los cuidados que hay que tomar para evitar este tipo de situaciones porque muchas de las causas son modificables, y además porque los consecuencias comprometen seriamente la salud de los adultos mayores.

En el extremo de los peligros, las estadísticas indican que, en la población mayor los accidentes son la quinta causal de muerte y el 70 % de las
mismas se deben a caídas. En el resto de los casos, ocasionan desde heridas leves, hasta fracturas o lesiones; y además, pueden ser el punto de partida de trastornos psicológicos como ansiedad, restricción de las actividades, temores, pérdida de confianza y autonomía.

"Salvo que sea una causa externa (por ejemplo, una persona que es atropellada mientras camina por la vereda), a la caída hay que tomarla como un síntoma. Las personas mayores tienen más posibilidades de caerse, pero no es normal que se caigan. Por eso, hay que buscar las causas".

En general, los parientes y los propios afectados, no suelen consultar ante una caída sin complicaciones. Se la interpreta como una consecuencia de la vejez. Es importante realizar una historia clínica detallada de las circunstancias que dieron lugar a la caída y un examen físico. Y se deben buscar los factores que las predisponen para tomar las medidas de prevención necesarias.

Consecuencias

Las lesiones más comunes son las de menor gravedad. Generalmente, excoriaciones en la cabeza o en la cara porque los mayores tienen retrazado el reflejo de extender los brazos para protegerse y se golpean mucho esa
zona del cuerpo. Las fracturas más frecuentes son de muñecas, vértebras, costillas y tobillos.

Sin lugar a dudas, la fractura de cadera es la más peligrosa de las complicaciones y siempre exige una operación.

Además de las complicaciones médicas en el caso de las lesiones o fracturas, las caídas también pueden originar trastornos psicológicos y sociales. El síndrome post caída es muy importante porque la persona que se cae, sobre todo el fracturado, tiene miedo de volver a caerse. Al quedarse en casa, aumenta la inmovilidad, se atrofian los músculos, pierde fuerza, agilidad y se va aislando socialmente.

Causas

Son muchos los factores que interactúan cuando alguien mayor se cae. Hay variables fisiológicas inherentes a la edad:

• La vista: hay alteración en la visión de los colores (amarillo y rojo son los que mejor se distinguen); se necesita mayor luminosidad (a los 50 años se necesita el doble de luz para ver igual que a los 20; a los 80 años, el triple); disminuye la agudeza y el campo visual (pérdida de visión periférica).
• El oído: hay disminución de la audición o en la discriminación del lenguaje.
• Neurológicas: hay un retardo en las respuestas ante los estímulos; menor movilidad articular, tonicidad muscular, fuerza.

Además, hay factores determinados por enfermedades (desde artrosis hasta complicaciones neurológicas, cardiovasculares, etc) o por efectos de medicamentos.

Por fuera de las personas, también hay riesgos ambientales que provocan caídas. Los más comunes tienen que ver con características del suelo (desniveles, alfombras parciales, etc), iluminación defectuosa o insuficiente, escaleras, el cuarto de baño y el dormitorio.

Prevención


La mejor prevención es la actividad física porque tiene efectos benéficos en el área mental, cardiovascular, neurológica, psicológica y social, es decir, mantener una rutina de ejercicios semanales acorde a la edad y las posibilidades de cada persona.

Además, para evitar las caídas se deben controlar con regularidad la visión y la audición y también, el médico debe supervisar la medicación.

Por otra parte, todos los f
actores de riesgo ambiental hay que modificarlos. En el cuarto de baño, lo mejor es reemplazar la bañadera por un zócalo bajo; colocar agarraderas y antideslizantes. Barandales dobles en las escaleras. Aumentar la luz artificial dentro de los cuartos. Es decir, modificar todo aquello que dentro de la casa pueda entorpecer o dificultar los movimientos o implique riesgos de caídas.

Algunos consejos para evitar caídas son:
• En la cama, es fundamental levantarse y acostarse lentamente.
• Al agacharse o incorporarse, hacerlo lentamente para evitar los mareos.
• Al utilizar el inodoro, los pacie
ntes que sufren de artrosis de cadera sienten dolor al agacharse y se dejan caer. Esto puede causar una fractura de cadera y es recomendable elevar el inodoro o colocar adaptadores.
• Las mesas deben ser firmes y las sillas tener apoyabrazos de ambos lados y respaldos altos.
• Usar calzado cómodo y ajustado al pie.
• No tener en las habitaciones alfombras parciales.
• No cargar peso (por ejemplo, al ir a comprar cosas) para evitar perder la estabilidad.


Fuente: www.latinsalud.com

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Bienestar y Calidad de la vida de los Adultos Mayores

Continuamente la sociedad impone un papel a las personas que envejecen. Y la vejez no tiene que ver con la edad, si no con el estado en que se encuentre. En ese papel se involucran todos los prejuicios que la sociedad vuelca en las personas de mayor edad.
Nos imponen supuestos ideales de lo que es una persona saludable. Estos modelos siguen una línea, con ciertas características que no son posibles para todos.

Antiguamente se valoraban otras cosas en las personas. Hoy, hay demasiados valores que se han desmoronado, que hemos desmoronado. Los tiempos cambian, y los valores lo hacen al mismo ritmo.

Todos vamos en busca de placer, de felicidad, un deseo constante de adaptarnos a todos los modelos que nos ofrece la sociedad, para ver que pasa, y en esos cambios, perdemos los puntos de referencia, perdemos el sentido de la vida, y hasta nuestra propia identidad.
Dejamos de lado la vida saludable, y nos adaptamos a los nuevos modelos que no lo son tanto y envejecemos día a día. Vivimos a prisa, cambiamos un libro por una película, una ensalada de verduras frescas por una en lata, un té de hierbas por una pastilla, una hora mas de descanso por un café., etc.

¿Qué es ser saludable?

Construir, crear, soñar, seguir. Para lograr un envejecimiento activo. Todos estamos envejeciendo continuamente, pero eso no depende de la edad, depende de nosotros, de nuestras ganas, y del esfuerzo que pongamos en adaptarnos a lo nuevo, sin perdernos a nosotros en esos cambios.

El cuidado de la salud, la conducta, la alimentación, la forma de vida, la actividad realizada, los afectos, la vivienda, todo contribuye a una vida más saludable.
En nuestra sociedad, frente al envejecimiento tenemos prejuicios, como caracterizar a las personas ancianas como pasivas, crónicamente enfermas, sin deseos sexuales o con necesidad de atención y de cuidados constantes; manchando a los adultos mayores y condenándolos a la marginalidad social.

Pero es un gran error, la mayoría de las personas no manifiesta alteraciones que influyen marcadamente en su funcionamiento físico, intelectual o social hasta que pasan los 80 años. A pesar de que al aumentar la edad los procesos se hacen más lentos, la motivación y la práctica permiten superar esas desventajas y hacen que las personas de edad se desempeñen con eficiencia.

Pero entonces encontramos, que también la salud es vital para mantener el bienestar y la calidad de la vida en la tercera edad. El mantenimiento de la salud y de la calidad de vida durante la totalidad del ciclo vital contribuirá mucho a promover una vejez saludable.
Pero antes que nada, debemos promover una cultura donde el envejecimiento y la vejez sean considerados como símbolo de experiencia, sabiduría y respeto, contribuir al fortalecimiento de la solidaridad y al apoyo mutuo entre generaciones, constituye también un reto en nuestra sociedad.

¿Qué es una Vejez Activa?

El envejecimiento activo consiste en llevar, a medida que uno envejece, una vida productiva y sana en la familia, la sociedad y la economía.

La vejez activa refleja el deseo y la capacidad de la persona de edad para mantenerse involucrada en actividades productivas. Los estereotipos de las personas de edad como improductivos y dependientes son injustos y van en deterioro de la vitalidad de la sociedad, así como de la dignidad de los individuos.

La vejez activa significa que la persona de edad mantiene actividad mental, actividad física, actividad social. Un envejecimiento activo es decisivo para que las personas de edad sigan contribuyendo a la sociedad considerando todas estas dimensiones.

La vejez activa es, por lo tanto, vejez saludable que permita el compromiso continuo con la vida y permite que sigamos contribuyendo al bienestar personal, al bienestar de la familia y al bienestar de nuestras comunidades.


Al mantenerse y permanecer física y mentalmente activos, al procurar conservar la salud y la calidad de vida durante toda la existencia permitirá vivir en plenitud y establecer una comunidad con relaciones armónicas.
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La edad a veces es relativa.





Podemos hablar de varios conceptos de edad: la edad cronológica, la edad aparente, la que “le ven” y la que usted “siente” que tiene. ¿Cuál es la tuya?

Generalmente el consenso de la sociedad, incluida la familia, es el encargado de determinar lo que tiene que “sentir” y cómo debe “comportarse” una persona de 20, 40, 60…o más años, el problema para la persona es que se someta a ese consenso, independientemente de lo que ella sienta. Los años vividos son muy útiles cuando hemos adquirido experiencias y aprendizajes de todo tipo que nos permitan vivir, los que nos quedan, más racionalmente, sin cometer los mismos errores, desde el momento en que hacemos esta reflexión, en adelante.




Porque los años cronológicos no nos cambian por el solo hecho de irlos cumpliendo, nos cambia es nuestra preocupación constante por mejorarnos. Nunca terminamos de aprender si tenemos esa mentalidad abierta.Para un reinado de belleza, una candidata que pase de 25 años es “muy vieja”, en el campo laboral alguien que pasa de 35 años ya lo consideran viejo, pero para la presidencia de un país o la gerencia de una compañía, está muy joven.




Normalmente para una presidencia se elige a una persona que pase de los 50, porque por su experiencia brinda más garantías que una de menor edad. Para elegir a un Papa, normalmente lo buscan de más de 70 años, por las mismas razones anteriores. Se imaginan el trajín y la responsabilidad que encierran estos cargos?. Esa variedad en los conceptos empieza desde muy temprana edad, al niño le decimos: usted está ya muy viejo para que siga con la mamila, pero está muy niño para que salga a la calle, usted todavía no puede hacer esto o aquello porque está muy niño, ¿por qué no se viste solo, si ya usted está muy viejo?.

Como vemos la confusión empieza desde muy temprana edad dentro de la familia. En ese caos de conceptos es como vamos creciendo en los diferentes escenarios en que nos desarrollamos: la familia, la escuela, el trabajo y la sociedad en general.



Toda la vida seguiremos confundidos si no logramos superar estos conceptos que nos imponen los demás, recibidos a su vez por sus “formadores” o, mejor, “deformadores.A eso le agregamos las etiquetas que nosotros mismos nos colocamos, yo ya estoy muy viejo para…, soy un inútil, ya no tengo fuerzas para…, yo ya trabajé lo que iba a trabajar, para qué me afano si ya me voy a morir, hágalo usted que está joven porque yo ya no puedo, así con esta programación, él mismo se va aniquilando desde los 40 años, ayudado por las etiquetas de los familiares, la pareja y los hijos, terminando sentado en un parque convencido de que es un estorbo.




Muchas personas asocian “la edad” con “la salud”. Una persona, a la edad que tenga, si está enferma, no puede desenvolverse en sus actividades, si está sana y ha aprendido a hacer cosas, las puede desarrollar a la edad que tenga, independientemente de que le digan que “puede o no”, según el consenso. Ahora, ¿de qué depende el que en realidad lo pueda hacer o no?, de su salud, por eso, al niño, desde su temprana edad hay que empezar a repetirle sobre la importancia del ejercicio y el deporte, para permanecer activo toda la vida, sin tener en cuenta la edad cronológica.Lo que sí es una constante es que la persona que adquiere el hábito desde niño de no hacer nada o hacerlo mal, así continúa en la juventud, la adultez y la vejez. Una campesina decía: “buen niño, buen viejo”, creo que ahí está todo explicado.Por consiguiente, el que determina cuántos años tiene usted, es usted mismo. Para que se sienta joven practique el ejercicio toda la vida, si no lo ha hecho, empiécelo, a la edad que tenga.





Se han hecho experimentos con personas de todas las edades, hasta de 80 años, inactivos toda la vida, por consiguiente llenos de dolencias, se les empieza un régimen vigilado y progresivo de ejercicios tanto mentales para desmontarle todas las etiquetas impuestas por la sociedad, como físicos y ya, a los ocho días, empieza ese organismo a reaccionar favorablemente en cuanto a sanación y para una mayor actividad.





Se recomiendan estos ejercicios, muy fáciles de realizar:
1. Si vive en la ciudad, busque un lugar con vegetación (un parque), en el sitio donde vive, donde sea pero que pueda caminar un cuarto de hora, respirando profundamente para que se oxigene su cerebro, pensando en el efecto que está teniendo el ejercicio en su organismo, no en deudas, inculpaciones o conflictos, vaya aumentando diariamente el tiempo de caminada, hasta que lo estandarice en siquiera 30 minutos o una hora diaria. Si puede buscar el campo para hacerlo, mejor. Muchos tienen fincas y no saben qué hacer con ellas.

2. Tienda un plástico o lo que le sirva y acuéstese boca arriba bien extendido: a). Levante ambas piernas hasta formar un ángulo recto, vuelva a bajarlas. b). Siéntese y vuelva a acostarse. c). Sentado, con las piernas abiertas, tóquese la punta del pie izquierdo con la punta de la mano derecha y gire la cabeza hacia la izquierda, luego haga lo contrario (todo, 5 veces el 1er día y vaya aumentando diariamente a lo que más pueda). Con estos ejercicios se van mejorando su apariencia abdominal, los dolores de espalda, los otros y, lo más importante, empieza usted a cambiar interiormente.


3. Acostado boca arriba mueva los ojos de abajo hacia arriba, del lado izquierdo al lado derecho, gírelos en dirección de las manecillas del reloj y viceversa, empiece con unas 30 veces cada movimiento y vaya aumentando día a día y verá cómo mejora su visión y prevé enfermedades de los ojos.

Todo este régimen de ejercicios debe ir respaldado por una alimentación balanceada, baja en grasas, muchas frutas y ensaladas.

Fuente: http://www.enplenitud.com/
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¿Estás cerca de estar a cargo de algún adulto mayor?


Frecuentemente las personas a cargo del cuidado de los mayores pasan tanto tiempo preocupándose por las necesidades de los demás que descuidan las suyas. Sigue estos consejos para ser un cuidar de algún mayor sana y efectivamente.


1. Platica con tus padres acerca de los planes que tienen para cuando el fin se acerque: puede sonar desagradable pero, frecuentemente, la gente mayor aprecia que se escuchen sus deseos. Si es posible, escríbelos para que no exista confusión si se da el caso de que necesiten asistencia para vivir dignamente.

2. Lleva a cabo una junta familiar para asignar las responsabilidades de cada quien.

3. Sé abierto: “Las familias pueden hacer hasta lo imposible para evitar que el padre o la madre terminen en un asilo, aun cuando éste puede ser el mejor lugar para ellos”, dice Amy D’Aprix, una trabajadora social gerontológica de Toronto.

4. Investiga la condición médica de tus padres para que hagas las preguntas correctas cuando estés buscando una casa de descanso

5. Investiga en las fuentes gubernamentales, empezando por el centro de salud más cercano.

6. Acepta ayuda. Es fácil sentirte abrumado y con resentimiento por tu situación, así que deja otros te ayuden en lo que puedan. ¡Alejarte un poco de la situación es importante para ti.

7. Sigue en contacto con tus amigos y date tiempo para estar con tu pareja e hijos.

¿Ya estás a cargo de alguien?

1. “Olvídate de la culpa.” Ése es el consejo de Karen Lantela, una terapeuta familiar del Briton House Retirement Centre en Toronto. “Estás haciendo lo más que puedes; reconoce que tienes odio, resentimiento y miedo y deshazte también de ellos”, afirma la terapeuta.


2. Cuida tu salud: los expertos dicen que al estar a cargo del cuidado de alguien, puedes poner en riesgo tu salud (por ejemplo, cuando se diagnostica a un paciente con Alzheimer, se avisa a los familiares que estén a su cargo pueden enfermarse con más frecuencia que los que no lo están.

3. ¡Ríe! La risa libera endorfinas, lo que te ayuda a librarte del estrés y a mejorar tu aspecto.

Fuente: selecciones