
Al bailar, nos relajamos y la actitud corporal mejora. Se conocen nuevas formas de movimiento, y uno puede relacionarse con otras personas en un clima de fiesta, diversión y alegría. La persona mayor disfruta del momento por ser único, el ambiente agudiza sus sentidos mas profundos y aliviana las preocupaciones momentáneamente.
El ánimo y el baile
El ánimo mejora incluso la relación personal y la forma de convivir consigo mismo. Aumenta el incentivo para la creatividad, ayuda a tomar decisiones, a ser mas espontáneos, mas autónomos y a alejarse de la depresión, frustración y soledad.
Tomar clases de baile alimenta el interés por iniciar un nuevo camino de aprendizaje. De tener nuevos incentivos, nuevos intereses, de aprender a comunicarse de otra forma, a estudiar como en épocas pasadas, de volver a creer en uno mismo y ponerse a prueba, de volver a conocerse.
También es una forma de emplear el cuerpo como medio de expresión que involucra necesariamente la relación con otras personas. Riéndose, jugando, empleando los sentidos.
También es una forma de emplear el cuerpo como medio de expresión que involucra necesariamente la relación con otras personas. Riéndose, jugando, empleando los sentidos.
La relajación
Las personas mayores que practican esta actividad, consiguen relajarse y recuperar la alegría perdida y tener una regularidad que le permite olvidar las consecuencias del envejecimiento y sentirse joven nuevamente.

Todo aquel que tenga la posibilidad de moverse, puede bailar, y hacerlo le permitirá mejorar su estado, físico y mental.
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